Vivir encantada ente árboles, saltarlos y que me posean.
Llorar si llueve; transformarme en diosa y sonreír a toda
tormenta eléctrica.
Morir divinamente,
mejor cuando te vas, así no ves y no opinas.
Alejarme de todas
las cabezas sin sol ni libertad.
Verme siempre
mojada, goteando; con ojos líquidos veo tan nítido el laberinto tan plácido y confuso. Delicioso.
Podría lamerte,
pero prefiero que no estés.
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