Me temí un final y quizá lo atraje. Eso me fascinó.
La única fatalidad es no creer, acompañada del no soñar me
figuro…
Los años viajados me enseñaron del silencio. Me llené de
silencios y de palabras que no deben ser pronunciadas.
La primera vez que la oí masturbarse, a una puerta del baño
de la casa que compartíamos, me congelé en silencio.
Me quedé ahí, parada, estirando la musculosa hasta que me
tapó la bombacha.
Sugus, mi gato, salió de la nada sólo para acompañarme y
juntos nos quedamos inmóviles frente a la puerta cerrada rodeada de noche.
Un par de días después en un...¿descuido? Sugus desapareció
y lo entendí (yo habría hecho lo mismo)
Me quedé sola y en silencio.
Excelente!
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