Ahora mismo siento como mi alma se eleva y se confunde con el paisaje nocturno de esta granja perdida en alguna parte del mapa.
Los violetas, los verdes… los rosados se hamacan entre puntos luminosos y me dejan desválida rodeada de un tesoro inesperado e inalcanzable.
Para él es algo de cada dia, para mí es como transitar otra vida dentro de la mía; se recuesta a mi lado en el césped del patio trasero. A metros duermen plácidos los animales, siento que el pecho me va a explotar y se me caen las lágrimas sin que pueda hacer nada; el me mira a mi y se esmera en secar mi rostro.
Lo miro y se que entiende: veo en sus ojos el reflejo de los mios colmados de auroras boreales.
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