Salgo del trabajo y me pago una habitación de hotel; quiero estar sola y lejos de todo lo conocido .
Es en un piso alto y las luces de las marquesinas entran como fuegos artificiales a mi universo; le dan un toque extranjero a mi interior.
Puedo estar en New York o en Shangai. Me saco el pantalón, desabrocho hasta el segundo botón de la camisa y voy hasta mi cartera de dónde saco mi cajita de madera islandesa, me armo uno finito y me suelto el pelo.
Me miro al espejo sobre el pequeño escritorio en dónde apoyo los brazos y me acerco lentamente hasta que sólo veo el reflejo de mis ojos. Están cansados pero sonríen.
Me doy vuelta y observo a dónde van a parar las luces. Despacio ubico la silla en el medio de la habitación, abro la ventana de par en par y dejo que todo lo que quiera entrar, entre. Palabras urgentes…sirenas sin destino.
Me lleno de carreteras
Me lleno de carreteras
Ráfagas nocturnas de ese desierto que me mostró sin recelo una constelación de abismos: las luces entran por mi camisa.
Se abren diferentes Cosmos. No sé si voy a ser capaz de dormir esta noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario